Tallerista: David Bucheli
Hablar de la televisión es hablar de anécdotas, es hablar de historias ficticias que se tejen con las historias del televidente. Es hablar de recuerdos, de un comercial inolvidable, de un amor imposible, de la canción de un programa, del chiste de la semana y de un personaje que nos robó algunos suspiros… hablar de televisión es hablar un poco de historia y de nosotros.
Cuando llegué a el colegio Guillermo León Valencia de Coconuco me recibieron con la historia de cómo había llegado la televisión al pueblo, me contaron de los 5 pesos que pagaban para verla en la oficina principal de la alcaldía, de todo el esfuerzo que tenían que hacer (y hasta la imaginación de más que se necesitaba) para descifrar las imágenes que se dibujaban en la pantalla, y la minga que hizo todo el pueblo para instalar una antena repetidora para mejorar la calidad de la televisión…
Ahora, más de treinta años después, todos los obstáculos técnicos se solucionaron, pero en el colegio en el que trabajé todos estaban decididos a emprender una nueva minga, más ambiciosa que cualquiera, que consistía en aprender a observar lo que por muchos años nos han presentado en la pantalla chica.
Esta aventura por conocer el lenguaje audiovisual, por diferenciar lo real y la realidad, lo público, comunitario y privado fue una experiencia reveladora, pues me percaté que cada persona que entró al salón salió más consciente del papel que juega como televidente y todos resolvimos la pertinencia y el acertijo de saber qué era y para qué servía las palabras tan constantes de esos días de taller: “mirando como miramos”.
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