Tallerista Silvana Bolaños
El corregimiento de Huisitó fue la cuna de mi abuelo Baudilio Torres y de sus hijos con Orlanda Mondragón, una valluna que llegó a la zona, como muchos otros, huyendo de la violencia de los años 50. Para muchos puede ser sólo un caserío lleno de pantano y en donde, gracias al narcotráfico, llegaron a moverse hasta dos mil millones de pesos en un fin de semana, pero para mí, es el lugar en el que fui criada durante ocho años, una parte de mi infancia. Por eso viajé muy emocionada y expectante a desarrollar el taller del proyecto Mirando Cómo Miramos, pues ahora regresaba a compartir con la gente algo de lo que he aprendido en casi cinco años de carrera.
Algunas de las caras que pude ver en el taller ya me eran familiares, como la de don José Noel, de 82 años, o la de mi tío, que ahora es profesor de la escuela del corregimiento, pero también vi rostros de algunos padres y jóvenes que llegaron allí atraídos por la bonanza de la coca. Todos a la expectativa, como yo, pero ellos porque no sabían muy bien de qué se trataba el taller, y yo porque era la primera vez que me enfrentaba al público en calidad de “tallerista”. Unos mostraron más interés que otros e intervenían con una propiedad que llegó a asombrarme; casi todos veían novelas la mayoría del tiempo, pero no todos las disfrutaban plenamente, pues criticaban sus contenidos y descubrí que una preferencia generalizada son canales como NatGeo, Animal Planet y Discovery.
Poder encontrar este tipo de cosas, así como la capacidad de los asistentes para idearse los contenidos de un programa, me hicieron comprobar que las buenas ideas no están sólo en las grandes ciudades y aumentaron la satisfacción de regresar a mi pueblo para dejarles algo más que una visita. Me alegró saber que gracias a esta experiencia, ahora quieren concretar la idea de uno de los asistentes de crear un periódico, y pronto me llamarán para ayudarlos a hacerla realidad.
uy ese pueblito lo es todo
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